
Descubrí la tela en un álbum del arte de los varios que tuvo mi mamá en casa y me emocionó por la belleza de obra e imagen y capacidad del pintor en un solo color de plasmar un personaje tan poético. Con el tiempo descubrí para mi otros lienzos del maestro, algunos en albumes, otros en los museos mundiales.
Las obras de Gainsborough se caracterizan por la noble y refinada elegancia de las figuras, el encanto poético y los colores fríos, principalmente verdes y azules, de pincelada suelta, delgada y larga en su trazo. Su estilo de toques que, como dijo Sir J.Reynolds, «gracias a una especie de magia, a una cierta distancia, se convierte en el trazo deseado». Sus obras están imbuidas de melancolía poética, efecto logrado a través de una luz muy tenue, clara reminiscencia de los paisajes flamencos del siglo XVII que tanto le influyeron.
Es más fácil establecer normas, como hizo Sir Joshua Reynolds (1723-92), pintor de la corte de Jorge III, que lo nombró caballero, cuando afirmó que el azul era un color para fondos y que no podía ser usado en primer plano, como el rosa. No sólo avaló su afirmación con su título de primer Presidente de la Royal Academy (que él mismo fundó), si no que se permitió el lujo de crear una obra maestra: The Pink Lady.
Tomás Gainsborough (1727-1788), que también fue pintor de la corte y llegó a ser miembro de la Royal Academy, era un tanto rebelde y dueño de una fina ironía inglesa. Cuando supo la afirmación de Sir Joshua Reynolds sobre el color azul, pintó The Blue Boy, otra obra maestra del arte universal. Fue un escándalo en la Inglaterra victoriana. Hoy es un clásico.
Este retrato es una obra famosa de Gainsborough. Aparece en esta obra la figura del pequeño Jonathan Buttal, el hijo de rico comerciante, que aparece vestido como una persona mayor característica habitual en la retratística europea hasta finales del siglo XIX- con un traje azul y una camisa con las mangas y cuellos elegantemente bordados. No es casual que el pintor vestió a su personaje con un traje del siglo XVII (140 años antes de pintar el retrato), debido al ultimo homenaje de Gainsborough a Anthony Van Dyck, que se destacaba por su estilo tan especial e elegante.
Los tonos cobaltos del cuadro se verdean, dándole un matiz de elegancia especial. “La figura se recorta ante un fondo de paisaje con luz crepuscular que otorga una iluminación dorada a la escena, en sintonía con algunas obras de Tiziano”. Los colores del paisaje se funden con color del traje del niño azul de tal forma que el rostro parece emerger del escenario que lo rodea. Esta relación entre naturaleza e un ser humano nos describe un amor apasionado de Gainsborough por la naturaleza y le describe como un “hombre de sentimientos”.
La intensa mirada de Jonathan Buttal casi nos distrae del brillante color azul de su vestimenta de adulto. Si, queda demostrado que la "paleta fría" es capaz de emocionar.
A sus pies, apreciamos un perro, la fidelidad clásica, la humillación- es un símbolo recurrente muy "Tiziano".
El resultado es una obra cargada de elegancia en la que los detalles toman mayor importancia que la personalidad, a pesar de la intensa mirada del joven que se dirige al espectador, que no obstante no deja de ser una obra universal y genial de un maestro eminente.
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